La guerra civil española de 1936-1939 llevó a
Nueva York a un pequeño grupo de exiliados en su mayoría profesores
universitarios. Este es el caso de Pedro Carrasco, Gloria Giner de los Rios,
José López Rey, Fernando de los Rios, Félix Martí Ibáñez, Alfredo Mendizabal (New School for Social Research), Hernán
Poza,…[1]
También se asentaron artistas como Esteban Vicente, Lucio López-Rey, Fernando
Teixidor,…[2]
Por lo que se refiere a los vascos, en un primer momento, destaca un colectivo relacionado
con la Delegación Vasca. Manu Sota, Jon Bilbao, José Antonio Agirre y, más
tarde, José de Galindez o Yon Oñatibia.
Manu de la Sota (1945)
El nombre más destacado del exilio cultural
vasco en Nueva York fue Manu de la Sota. Hijo del naviero Ramón de la Sota,
había estudiado derecho en las Universidades de Salamanca y Cambrigde. Destacó
siempre en el mundo de la cultura: impulsor del teatro popular vasco fue uno de
los editores de la revista Hermes. En
Madrid, se relacionó con los escritores de la llamada “generación del 27” y
colaboró en la Revista de Occidente, Litoral o La Gaceta Literaria. Fue miembro correspondiente de la
Academia de la Lengua Vasca. Gran aficionado al deporte, fundó la revista Pyrenaica y fue presidente del Athletic Club de Bilbao.
Al estallar la guerra, Manu de la
Sota organizó diferentes actos propagandísticos en torno al futbol. Así nació
el equipo Euzkadi pensado como selección nacional vasca. En abril de 1937, el
equipo formado por grandes jugadores vascos inició una gira por Europa para
recaudar fondos. En agosto de ese año, el presidente le encargó preparar un
grupo musical y de danzas, naciendo así Eresoinka[3].
En 1938, el presidente vasco le
envió a Estados Unidos para gestionar actuaciones tanto del equipo de futbol
como de Eresoinka. Sin embargo tras
el viaje del titular, Antón de Irala, a Francia, Manu Sota tuvo que hacerse
cargo de la delegación[4].
A principios de 1939, Manu de la Sota fundaba en Nueva York la Basque
Cultural Society, y, dentro de ella, además, se creó un Grupo de Jóvenes
Vascos[5].
Poco después, se consolidaba la BCS, presidida por Martitegui, un
vasco-americano de segunda generación. Las primeras actividades fueron la
formación de un grupo de danzas y la creación de una biblioteca de temas vascos[6].
En los años de la Segunda Guerra Mundial, la Delegación Vasca en Nueva
York y, sobre todo, Manu Sota, insiste en la acción cultural:
“A mis tareas
de la Delegación se une el que estoy dando todos los sábados un ciclo de
conferencias en el Centro Vasco sobre Historia Vasca, y para ello tengo que
andar revolviendo libros en la biblioteca pública (una de las legítimas
maravillas del mundo), lo que me lleva mucho tiempo. Pero estas tareas me
llenan de satisfacción, porque a nuestros compatriotas de aquí, sumidos en
ignorancia patria, les estoy descubriendo un extraordinario mundo vasco que
ellos desconocían[7]”.
Tras el regreso de Anton de Irala a la
Delegación de Nueva York en 1942, aún sin abandonar todas sus actividades en la
representación vasca, Sota va a dedicarse más intensamente a la actividad
cultural. Entre ese año y 1945, fue profesor de Derecho comparado en la escuela
libre de Altos Estudios de Nueva York. Dirigió asimismo la revista Basques.
Resumen de su
experiencia neoyorquina fue la novela Yanki hirsutus, conversaciones sin importancia sobre los habitantes del nuevo mundo anglosajón publicada por la Editorial Sudamericana de Buenos Aires en 1949[8], una visión del mundo americano con mucha
carga irónica. El libro es la crónica del viaje que Sota, de formación
británica, hace a la sociedad americana. Como va aprendiendo a conocer al país
y, al final, tenía “Estados Unidos dentro
de sus huesos”. Es, quizá, la mejor crónica, de cómo la pequeña comunidad
vasca exiliada en Nueva York va asimilando una nueva forma de vida, tan
práctica, tan democrática.
Manu Sota se convirtió además en una especie de asesor de “lo vasco”
(para ser exactos, de la identidad
democrática vasca) en los años de la II Guerra Mundial. Así que colaboró en
el libro juvenil White Stars of Freedom de Mirim Isasi y Mercena Burns Deny, la
historia de un joven pastor vasco que, tras nacionalizarse, ingresa en el
Ejérciito americano[9]. La obra,
que llegó a ser recomendada por Eleanore Roosevelt, tuvo un gran eco en los
años de la II Guerra Mundial(San Diego
Union, 1942-11-15).
Sin embargo, donde la mano de Sota está más clara es el la novela de
Nea Colton, The Rivers are Frozen[10],
que toma su título de una vieja canción vasca: “Goiko mendijan edurra dago/errekandian izotza” (Hay nieve en lo
alto del monte, los riachuelos estás
helados). Nea Colton dedicó la novela, que es un retrato magnifico de la
comunidad vasca de Nueva York en los primeros 1940, a su madre y al propio Manu
de la Sota, “en gratitud por su ayuda”.
Notas bibliográficas de J. Bilbao
El 28 de marzo de 1938, llegaba a Nueva York a bordo del Borinquen procedente de San Juan de
Puerto Rico Jon Bilbao Azkarreta . Se había exiliado en 1937 y, al haber nacido
en Cayey, donde tenía familia, intentó sin éxito ingresar en la Universidad de
Puerto Rico (a donde había llegado en septiembre de 1937). Se había licenciado
en Letras por la Universidad Central de Madrid. Al estallar la guerra, se
encontraba haciendo el servicio militar en la Escuela de Complemento de
Garellano. Poco después, se fue como voluntario para cubrir las bajas del
Ejército (republicano), Después, al frente de Amurrio y, luego, al formarse en
Ejército vasco, entró en la unidad de Zapadores con el grado de capitán. Caído
Bilbao, logró salir desde Zierbena, llegando a Bayona. Ingresó en la
Universidad de Columbia donde tuvo como profesores a Tomás Navarro Tomás o a
Federico Onis, graduándose en Estudios Hispánicos en mayo de 1939. Pero ocurrió
algo más. Gracias a Federico Onis, con quien mantuvo relación hasta su muerte,
comenzó a interesarse por la bibliografía. Se iba a convertir en el padre de la bibliografía de estudios
vascos. Años más tarde escribió: “Mi técnica bibliográfica viene a ser la misma
que usaba don Federico. La clasificación en materias se basa en la usada por la
Biblioteca de del congreso de Washington con algunas aportaciones de la
Biblioteca Pública de Nueva York”[11].
Entre 1939 y 1940, fue
subdelegado del Gobierno vasco en Boise. Tras la ocupación de Francia y ante la
falta de fondos, ingresó en la Universidad de California-Berkeley donde, además
de los estudios hispánicos, siguió con la bibliografía de estudios vascos. Comenzó a ejercer la
docencia en el Instituto de Lingüistica de South Carolina hasta que el
presidente Aguirre le pidió que se trasladase a Nueva York.
En 1942, regresó a Nueva York,
ingresando como profesor en la New York University (1942-1944), al mismo tiempo
que colaboraba con la Delegación del Gobierno Vasco. En este periodo, fue
editor asociado de la Revista Belga,
primero, y de Ambos Mundos, más
tarde.
J. G. Mayaud y Luis J.
Navascués
Un hombre destacado del exilio
vasco en Nueva York fue Luis Jesús Navascués. Nacido en Tafalla, Nafarroa,
hacia 1910. Realizó sus estudios en Madrid donde se inscribió en la Agrupación de Estudiantes Vascos. A
terminar, ingresó como funcionario en el Ministerio de Comercio. En 1933, se
casó en Madrid con Nancy Howard. Los dos hijos mayores nacieron en la
maternidad americano-británica de Madrid
(British American Nursing Home).
El segundo de los hijos, Miguel, nació en plena guerra, el 19 de agosto de
1936. La madre y los hijos pudieron ser evacuados instalándose en Brooklyn, de donde era natural Nancy.
Finalmente, en 1938, Navascués se
exilió desde Suecia (donde había sido agregado comercial), llegando a Nueva
York el 3 de marzo de aquel año.
En 1939, comenzó a trabajar en el
departamento de Lenguas Romances de Franklyn
& Marshall College, en Lancaster, Pennsylvania, uno de los centros más
antiguos y prestigiosos de Estados Unidos. En 1942, se incorporó a la New York
University, comenzando su colaboración con la Delegación Vasca. Fue director de
la Revista Belga para América Latina
hasta 1945, con Jon Bilbao como subdirector. Posteriormente, dirigió Ambos Mundos hasta 1947. En 1948,
regresó a Lancaster, trabajando durante años en el Departamento de Lenguas
Romance.
[1] Carlos Sáenz de la Calzada, “Educación y
pedagogía”, en José Luis Abellán (dr),
El Exilio español de 1939 Vo.3,
Madrid (1976): Taurus, pp.227-229.
[2] Vicente Llores, “La emigración republicana
de 1939”, en José Luis Abellán (dr), Opus cit. Vol.1, pp. 199-200.
[3] José Antonio Arana-Martija, Eresoinka.
Embajada cultural vasca 1937-1939, Vitoria-Gasteiz (1986). Servicio Central
de Publicaciones del Gobierno Vasco.
[4] Koldo San Sebastián , Opus cit. pp.70-71.
[5] Carta de Ramón de la Sota a Antón de
Irala, Nueva York, 6-IV-1939.
[6] Carta de Ramón de la Sota a Antón de
Irala, Nueva York, 18-IV-1939.
[7] Carta de Manu de la Sota a Manuel de
Irujo, New York, 18-II-1941.
[8] Manuel de la Sota, Yanqui hirsutus,
Buenos Aires (1949): Sudamericana.
[9] Isasi & Denny, White Stars of Freedom, New York (1942): The Junior Literary Guild.
[10] Nea Colton, The Rivers are Frozen , New York (1942): Coward-Mc Cann.
[11] Jon Bilbao, Bibliografía, en Primer
Congreso General de Historia de Navarra. I. Ponencias. Anejo 6-1987, pp.58-59.
[12] Carta de José Antonio de Aguirre a Manuel
de Irujo, Nueva York, 30-XII-1941.
[13] Carta de Andrés M. de
Irujo a José Antonio de Aguirre, Buenos Aires, 1-IX-1940. GV 133-1.
[14] De esta, se hizo una tirada de cien
ejemplares en papel especial para regalos del autor (Carta de Andrés de Irujo a
José Antonio de Aguirre, Buenos Aires, 3-III- 1944. AI 142-1).
[15] Carta de Andrés M. de
Irujo a Manuel de Irujo, Buenos Aires, 11-XII-1943.
[16] Carta de José Antonio de
Aguirre a Manuel de Irujo, New York, 1-II-1944 GE 467-1
[17] The New York
Times, Saturday, November, 11, 1944.
[18] Bertram
D.Wolfe, “Basque Spokesman”, The New York Times Book Review, Sunday,
19-XI-1944.
[19] Carta de Julio de Jáuregui a Francisco de Arregui,
México, 23-XI-1944.
[20] Carta de Antón de Irala a José Ignacio
Lizaso, New York, 24-I-1945 GE 469-1.
[21] Koldo San Sebastián, “’Escape via Berlin’,
de José Antonio Aguirre, reeditada en Estados Unidos”, Deia, 26-I-1992.
No hay comentarios:
Publicar un comentario